Autor: Toriiak Roloez

Posiblemente esperes una extensa parrafada de cómo soy, mas no la tendrás. Lo que tengas que conocer de mí que sea a través de lo que escribo, pues ahí hallarás quién soy realmente. «No pretendo ser enigma, pero no me culpes si me escondo en la noche con las estrellas; pues me reconozco en la inspiración, en aquella que quema». (Toriiak)

Estado de ánimo

I

Nubarrones,

prometen tormenta,

no se quedan,

nada lo hace ya.

II

Día soleado,

buen estado, ánimo,

no en mi interior.

Discordante ser

desafiando el color.

III

Mañas en el arte de no tener que ser,

no tener que sentir,

no hablar claro,

no discutir.

IV

Pinturas,

pinceladas,

aguarrás y olor a desinfectante

instalándose en las fosas nasales.

V

Estoy viva,

eso dicen.

Estoy viva,

aunque no lo percibo.

Estoy viva,

mantengo el letargo de la emoción por existir.

Estoy viva,

y a veces lloro.

Estoy viva,

y me cuesta,

cuesta mucho dar un paso tras otro.

VI

Hoy hace sol,

otra vez.

Yo me nutro entre las mantas,

persianas bajadas

y alguna risa que se cuela por la ventana.

VII

El devenir del mundo avanza,

mi tiempo avanza,

mi latir avanza,

yo me quedo rancia.

VIII

Hace calor,

mas no me calienta.

La sangre de tanto arder

arde en escarcha,

reptil que en humano se ha transformado.

IX

Hace calor,

pero en mi mundo de tinieblas, no.

En este rincón solo habito yo,

aquí viene la intensidad,

a consumirse.

Me duele

Duelen.

Me duelen los besos no dados.

Aquellos que se perdieron en ese momento

jamás recuperado.

Me hieren los labios,

las ganas.

Esas ganas que debían hincharlos,

morderlos

y masacrarlos.

Duelen.

Duele saberse perdedora de otra batalla

al amor,

al deseo,

al orgullo

y al tiempo.

Me duelen las grietas del frío,

el sabor de la sangre herrumbrosa,

la palpitación de lo arrebatado.

Me duelen

los susurros perdidos en el fuerte viento,

la voz que se ahogó en mis adentros.

Me duele tanto el imposible

que aún me veo soñando con la utopía realizable.

Duelen.

Me siguen doliendo esos pasos que te alejaron.

Esos pasos que diste consciente.

Pasos que me marcaron.

Me duelen las sonrisas que no son las tuyas,

las miradas que escribían poesía en nuestra unión,

las palabras que no se llegaron a pronunciar

y que jamás ya lo harán.

Me duele

el quizá como clavo en mi corazón,

el silencio como un vil traidor.

Las ganas.

Lo que me sigue doliendo son

las ganas.